Zygmunt Bauman

Nacido en Poznań, el 19 de noviembre de 1925 u murió en Leeds, el 9 de enero de 2017.​ Fue un sociólogo, filósofo y ensayista polaco de origen judío. Su obra, que comenzó en la década de 1950, se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza. Desarrolló el concepto de la «modernidad líquida», y acuñó el término correspondiente.​ Junto con el también sociólogo Alain Touraine, Bauman recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.

Identidad en la modernidad líquida

En el planteamiento de Bauman, la búsqueda de la identidad es la tarea y la responsabilidad vital del sujeto. Bauman plantea que en la modernidad líquida las identidades son semejantes a una costra volcánica que se endurece, vuelve a fundirse y cambia constantemente de forma. El autor plantea que estas parecen estables desde un punto de vista externo, pero que al ser miradas por el propio sujeto aparece la fragilidad y el desgarro constante.

Según sus planteamientos, en la modernidad líquida el único valor heterorreferenciado es la necesidad de hacerse con una identidad flexible y versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida. La identidad se configura como una responsabilidad reflexiva que busca la autonomía del resto y la constante autorrealización.

Bauman, al plantear la modernidad líquida, se refiere al proceso por el cual el individuo tiene que pasar para poder integrarse a una sociedad cada vez más global, pero sin identidad fija, y sí maleable, voluble. La identidad se tiene que inventar, crear, se tiene que moldear máscaras de supervivencia. Llega a esta conclusión a partir del análisis histórico de los grandes cambios que ha experimentado la sociedad, en especial a partir de la lucha de clases, entre el proletariado y los dueños de los procesos de producción, a finales del siglo XIX, el desintegramiento de las sociedades colectivas, para dar paso a la individualidad en términos de ciudadanía, los cambios vertiginosos que ha provocado la globalización y el imperialismo comercial de los monopolios en contubernio con los gobiernos neoliberales, el resurgimiento de la alteridad (movimientos indígenas), el feminismo, la lucha arcaica en medio oriente, el crecimiento exponencial de la población mundial, hasta llegar a la era de las TIC, donde más se observa la problemática de la identidad en la modernidad líquida. Si antes, en el siglo XVIII, la sociedad se caracterizaba por el sentido de pertenencia del individuo muy marcado entre los distintos estratos sociales, ahora, con el auge de las redes sociales y las TIC, las identidades globales, volubles, permeables y propiamente frágiles, oscilan según la tendencia que marca el consumismo. Sin embargo, esta identidad escurridiza nos hace cada vez más dependientes del otro, y es ahí donde se encuentra la esperanza de crear condiciones de crecimiento en términos de humanidad, conciencia colectiva por el bien individual a partir del común, en copla con la naturaleza.

La trampa de las redes sociales.

Zygmunt Bauman ha criticado el impacto de la redes sociales sobre el individuo en diferentes artículos de prensa publicados poco antes de su fallecimiento. Según este sociólogo, aparentemente, las redes sociales constituyen una herramienta para crear una comunidad propia, pero lo que realmente se genera es una comunidad "sustituta" donde no se necesitan habilidades sociales. Son áreas de confort, donde no hay diálogo real ya que la comunidad creada se realiza a medida del individuo, y por tanto no existe la controversia o el conflicto. Así, su colectivo es seleccionado según necesidad, de forma que es fácilmente escogido o eliminado con un simple "click" de ratón y el capital afectivo que se medirá por el "numero de contactos" que se tiene en las distintas cuentas de Facebook, Twitter, Instagram y otras.

Bauman, dentro de su concepto de modernidad líquida, distinguirá entre el concepto de grupo y enjambre. Los enjambres, se diferencian de los grupos por que no incluyen herramientas de supervivencia. Se asocian y se dispersan en diversas ocasiones por determinados temas relevantes que van cambiando, atraídos por objetos, variables y en movimiento. Este concepto de enjambre ha sido extrapolado por algunos autores, a la audiencia social que forma Twitter. Los distintos usuarios se comportan como un enjambre social y no como la definición de grupo, uniéndose para acontecimientos muy variados, sin una identidad importante y actúan en el escenario de ese concepto "líquido" que define Bauman.

Por otro lado, a pesar de la utilidad que han tenido algunas redes sociales en distintos movimientos políticos como en la primavera árabe o los indignados, las redes sociales permiten identificar a los disidentes fácilmente por parte del poder. Bauman las califica de "lugares donde la vigilancia es voluntaria y autoinfligida".

Todas estas críticas, se ajustarían a su concepto de «modernidad líquida» donde la integración de la persona se realiza en una sociedad global pero sin identidad fija, obligando a una adaptación continua, por lo que se depende continuamente de la presencia del otro que ratifica nuestra identidad y nos permite «ser vistos».

© Copyright 2017 - Mi mundo virtual. Campus Universitario Cartuja. Granada 
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar